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La selección del paciente y el contenido del plan operatorio es esencial

 

En los congresos de cirugía plástica, restauradora y estética la agenda ofrece generalmente poco espacio para tratar el tema de las complicaciones, a pesar de que el mismo, enfocado de forma adecuada, da una lección inolvidable y enseña al auditorio herramientas prácticas para su ejercicio diario; también en el orden didáctico, conviene no solo hacer énfasis en las bondades y excelentes resultados de las técnicas quirúrgicas, sino también aprovechar el mismo escenario para acentuar los efectos adversos posibles, provocados por la respuesta no adecuada del paciente o debidos a la falta o exceso del plan operatorio y al no cumplimiento del protocolo pre y postquirúrgico.

La definición de la palabra prevenible traduce: que no debe ocurrir. Por lo que la tasa de complicaciones calificadas como tal, debe ser cercano al 0%. Una expresión frecuente dice que todo cirujano está expuesto a las mismas, sin embargo para justificar este tipo, en los medios de comunicación o en el ambiente legal se pueden esgrimir razones o excusas múltiples, pero no siempre válidas para nuestra conciencia.

La cirugía plástica de forma macro responde al ABC del servicio de salud a nivel global, donde la prevención ocupa el puesto número 1, y cuando de curar se trata, la vía clínica o quirúrgica es la opción. También el tratamiento paliativo, ejemplo para las secuelas de quemaduras, tiene espacio en esta especialidad. Si evaluamos la parte estética, merece un análisis particular por sus variables, de un lado la solicitud del servicio puede ser fruto de capricho, obsesión y realidad, y por otro lado, tiene una significativa y real repercusión social y económica en todos los eslabones vinculados. La historia reciente y no tan reciente, está llena de referencias sobre las complicaciones resultado del acto médico y la protección al afectado. La ley 218 del código de Hammurabi, que en el presente año cumple 2774 años, ya penalizaba el fallo comprobado del “cirujano”. Respecto al tema prevención, de la época de Galeno nos queda la expresión latina Primum non nocere, o sea, lo primero es no hacer daño. A esto le agregamos que el cirujano plástico de hoy debe ser asesor, no inductor de riesgos, y al hacer un plan operatorio tiene que pensar en la salud primero y en la estética después.

Que no ocurra una situación adversa prevenible no solo es evitarle al usuario una experiencia desagradable, que en algunos casos puede poner en riesgo su vida, sino que a la vez se aleja el profesional del eventual escenario legal, justificado al confirmarse iatrogenia o mala praxis; por lo general las leyes sustentan esta última cuando se demuestra que hubo negligencia, imprudencia e impericia.

Al hablar de complicaciones por cirugía estética en particular, debemos iniciar con una
propuesta de clasificación:

1.- Prevenibles
2.- No Prevenibles
4.- Tangibles (físicas)
5.- Intangibles (Expectativa no cumplida)

Es obvio que tras la estética corporal debemos respetar la función, así que son prevenibles las consecuencias negativas post-rinoplastia, debido al manejo drástico y agresivo de la estructura osteocaritilaginosa, lo cual puede producir cambios en la dinámica valvular y en la calidad de la inspiración nasal. También es prevenible tener que transfundir sangre a una persona que sana, asiste para cambio de contorno corporal; se esfuma esta posibilidad haciendo planes quirúrgicos pro-salud, que no impliquen cambios y pérdidas hemáticas creadoras de urgencias.

Aun se tomen las medidas de lugar, las complicaciones no prevenibles son múltiples, desde una calidad inadecuada de la cicatriz, una pequeña necrosis grasa postmanipulación y exposición tisular, hasta una embolia grasa postliposucción.
Si usamos la propuesta de Caprini, para estratificar la magnitud de riesgo del paciente para presentar una tromboembolia pulmonar (TEP) , y aplicamos una adecuada profilaxis con heparina de bajo peso molécula (Chest 2012), sigue latente esta posibilidad, particularmente cuando la calificación resultante es riesgo medio y alto.

Tradicionalmente al decir “Hubo una complicación”, entre colegas, pacientes y medios, se refieren a la de tipo físico; consideramos que las intangibles en su expresión máxima, la decepción, (cuantificable por un profesional de salud mental) es tan dañina como las demás, no solo para quien la padece sino también para el prestigio del médico y la buena imagen del servicio.

El enfoque anterior justifica que el cirujano plástico acreditado, en la comunicación con el paciente, no solo cultive la empatía de lugar, sino que debe en una consulta sin prisa escuchar bien y aplicar su fino tacto para estrechar al máximo la brecha entre expectativa y satisfacción, a tal punto que la relación entre ambas variables sea duradera al transcurrir el tiempo postoperación.

Mediante la explicación convincente y justificada, hay que mantener en un ámbito de realidad lo que se imagina el paciente como resultado de una modificación corporal; a menudo una muy alta expectativa genera insatisfacción; al contrario, si moldeamos esa esperanza siendo realistas, tendremos una mayor incidencia de satisfacción en las personas operadas.
Considerar estos puntos de vista y hacer un plan operatorio personalizado, nos acerca al objetivo de eliminar las consecuencias adversas. La siguiente fórmula describe de forma esencial el perfil para eliminar del horizonte las complicaciones prevenibles.

C=Capacidad
eC= Ejercicio conservador
Cp= Complicaciones prevenibles,
Fi= Formacion integral

Finalmente planteamos algunas sugerencias a tomar en cuenta a los fines de proteger a los actuales y futuros usuarios de procedimientos quirúrgicos estéticos.

1.- Consulta sin prisa, para bien escuchar y elegir solo al que le hace bien operarse.
2.- Evitar los servicios de cardiólogos y anestesiólogos que no cumplen con el
protocolo de lugar
3.- Ser asesor, no cómplice de riesgos y efectos adversos.
4.- Enfocarse en todas las fases del servicio en la seguridad.
5.- Decir si le opero, en base a la calidad del resultado, no a otros intereses.
6.- Eliminar los megaplanes quirúrgicos.
7.- Detectar a tiempo la expectativa irreal, pues al convertirse en decepción, provoca una complicación real, y de consecuencias similar a las físicas.
8.- Realizar cirugías mayores solo con recursos humanos adecuados y en una
Institución que tenga la logística necesaria.
9- No olvidar que el cirujano plástico responsable genera confianza y lealtad en el paciente, pone la opinión pública a su favor, contribuye a la solidez de la sociedad nacional y es protector de la marca país.

Fuente: Revista de la Federación Iberolatino americana de cirugía plástica

https://ciplaslatin.com/rinc%C3%B3n-para-leer/140-complicaciones-prevenibles-en-cirug%C3%ADa-est%C3%A9tica-no-deben-ocurrir.html2

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